La presión tributaria es alta sólo para los que pagan

Cuando se le explica a un empleado en relación de dependencia cómo funciona el Impuesto a las Ganancias y cuánto debe pagar, el primer reclamo es: "¿Por qué nosotros tanto y otros nada o tan poco?".

Enfrentarme a esos planteos me llevó a pensar en las posibles respuestas desde una perspectiva conectada con la realidad de las necesidades de un Estado que no tiene ahorros y que tiene gastos iguales o mayores a sus ingresos.

El Impuesto a las Ganancias y el IVA son más de la mitad de los ingresos del Estado Nacional. Un cuarto proviene de los aportes y contribuciones sobre los sueldos, y el resto de los impuestos y tasas de aduana representan cada una menos del 10%. El Impuesto a las Ganancias tiene un alto componente proveniente de los sueldos en relación de dependencia, por ende, no se puede pensar en hacer una reducción a la ligera sin compensar el efecto en el ingreso del Estado.

Entonces para la pregunta "¿por qué nosotros tanto y otros nada?", la respuesta está ahí: porque "otros pagan poco", porque los empleados pagan lo que deben pagar y otros poco y cualquier reducción que se les otorgue reduce los pesos que cobra el Estado, que hoy no está para darse lujos.


¿Qué se puede hacer para que los empleados paguen menos sin afectar las cuentas nacionales? Una primera opción es que todos los demás paguen más de lo que pagan, pero ¿cómo se hace?

La primera vía tiene que ver con una responsabilidad ciudadana, si todos pedimos factura por todo lo que pagamos, parte de lo que pagamos iría a las cuentas del Estado. Me pregunto por qué nos da pudor pedirle la factura al del estacionamiento, que siempre entrega el "ticket no valido como factura" y nos pone cara de "¿para qué la querés?", o al del bar, o al monotributista cuya mano siempre tiembla sobre el talonario de facturas.

Pensemos en esto: cada peso que un bar, estacionamiento, comerciante o profesional no factura y cobra, tiene un 50% de impuestos: 21% de IVA y 35% de Impuesto a las Ganancias. Eso es lo que el Estado no cobra, lo que nosotros no cobramos. ¿Por qué lo hacemos, por qué no demandamos que todos paguen sus impuestos? Esto tiene algunas respuestas que son la segunda vía propuesta.

Hasta que no se dio el beneficio de disminuir el Impuesto a las Ganancias por los importes pagados al personal doméstico, el porcentaje de empleados domésticos registrados tendía a cero. Pero a partir de la reforma, hoy hay un gran porcentaje que los declara. ¿Ese cambio fue sólo por un ataque de responsabilidad de los argentinos? Yo diría que más bien tuvo que ver con el beneficio en Ganancias y un costo de registración bajo.

Entonces, si existiera la posibilidad de reducir el impuesto declarando como gasto mucho de lo que hace a nuestra vida diaria (alquileres, estacionamiento, comidas, supermercados), aunque sea en un porcentaje muy chico de lo que se gasta, ¿no sería el equivalente a obligar a todos esos comerciantes a pagar la parte de los impuestos que les corresponde y así limitar la evasión? Si la recaudación crece porque se limita la evasión, tendríamos la vía más rápida disponible para reducir la carga de los empleados en relación de dependencia.

En conclusión, es mi opinión que los que pagan, pagan mucho porque hay otros que no pagan su parte. Así, quizás la respuesta a la pregunta inicial sea: incentivemos a que los otros paguen lo que les corresponde por presión de los que pagan mucho, una presión derivada de responsabilidad ciudadana incentivada con beneficios fiscales.



Autor: F. Laiún

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