La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) analiza un proyecto de Ley para introducir cambios en el Monotributo, según le confirmó la oficina impositiva al Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad.
Pero además de ese proyecto, del que por ahora no trascendieron mayores detalles, el ente recaudador también tiene previsto usar sus prerrogativas para realizar modificaciones en el corto plazo vía Resolución General.
Según el Consejo, el organismo está trabajando en un resolución que incrementará los límites de facturación y alquiler y, al mismo tiempo, los importes a pagar por cada una de las categorías del Monotributo.
Los límites de cada categoría no se actualizan desde 2013. Entonces, el monto anual de facturación se había duplicado: la categoría B (la más baja), por ejemplo, pasó de un tope de $ 24.000 a uno de $ 48.000 anuales; la G (la del medio), de $ 120.000 a $ 240.000; y la L (la más alta), de $ 300.000 a $ $ 600.000. Con la inflación, muchos trabajadores se ven obligados a cambiar de categoría o directamente salir del Régimen Simplificado.
En ese momento fue también la última actualización del tope de alquileres devengados anualmente: desde entonces, un alquiler anual de más de $ 18.000 obliga a un trabajador independiente a pasar por lo menos a la categoría D y uno mayor de $ 72.000 (es decir, superior a $ 6.000 anuales), directamente lo excluye del Monotributo.
En paralelo, desde 2010 no se actualizan el tramo impositivo del Monotributo, que quedó planchado en $ 39 para la categoría más baja y en $ 2.700 para la más alta. Tampoco se actualizaron desde 2012 los aportes al sistema jubilatorio, que desde entonces son de $ 157 para todas las categorías.
Lo que si fue subiendo con los años fueron el tercer componente del Monotributo: el aporte a las obras sociales (básicamente, por los reclamos de los sindicatos que son los beneficiarios de esos aportes y los que están obligados a la contraprestación en salud): pasaron desde $ 100 en 2012 a $ 323 en la actualidad y a $ 419 desde junio próximo; como se trata de un tramo fijo para todas las categorías, el impacto del aumento es mucho mayor en las categorías más bajas (el último incremento representa un 18% en la B pero casi no se siente en la L).
La actualización de escalas permitiría a muchos trabajadores volver a categorías más bajas del Monotributo o por lo menos no verse obligados a recategorizarse en otras más altas. De todos modos, si a la par se actualizan los montos de los aportes impositivo y jubilatorio, ese beneficio se vería parcial o totalmente neutralizado por el aumento de la cuota (que, además, tiene un impacto más fuerte en los trabajadores que facturan muy por debajo del límite de la primera categoría).
Fuente: Cronista
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